
El Capitalismo y la decadencia estética
Hoy me pasó algo curioso discutiendo con un contacto de twitter (@cyberula). Ella estaba argumentando que la industria automotriz estaba siendo víctima de una progresiva afeización, y su hipótesis era que esto es una falla del mercado, como si el capitalismo estuviera diseñado para hacer que las cosas fueran cada vez más feas en una carrera al fondo.
Un argumento muy similar a este es comúnmente esbozado por conservadores, reaccionarios, y restauradores, que les encanta imaginar que el mundo está siendo devorado por las fuerzas de la inmoralidad y retrocediendo a la barbarie, y su deporte favorito es encontrar síntomas de decadencia en cualquier rincón de la sociedad. Lo curioso de todo esto es que la persona con la que debatí sobre esto es todo lo opuesto (o casi todo lo opuesto), ya que es una persona que yo considero muy progresista.
Me llamó la atención esta coincidencia y decidí desglosar porque creo que tanto los restauradores como ella cayeron en el mismo error, así que ahí va mi tesis: si querés un mundo donde mejore la calidad de vida, y te gusta la democratización de todos los bienes de consumo, preparate para la afeización y la ‘decadencia estética’.
Es fácil agarrar una estatua de mármol romana, una foto de una aldea suiza, o como en el caso de @cyberula; fotos de autos viejos, y compararlos con el arte moderno, una megalópolis llena de contaminación, o un auto de baja gama de hoy, y concluir que indefectiblemente hay un proceso real y total de afeización y decadencia de los estándares estéticos. Una vez que concluís esto ahí al culpable se lo encuentra fácil: la inmoralidad del progresismo y la modernidad en el caso de los restauradores, el capitalismo anti pobres para los anti capitalistas, o en el caso de @cyberula, una falla de mercado.
Pero la realidad es más interesante y compleja si la miramos un poquito más. Lo que está pasando en realidad no es que las cosas son más feas, si no que ahora las cosas son más accesibles y más gente tiene acceso a ellas.
Empecemos con el caso que originó mi debate, la afeización de la industria automotriz. A todas luces, tal afeización no existe, basta con entrar a la página de Mercedes Benz. Si no te gusta lo que ves, entonces el problema es que no te gustan los autos. Pero @cyberula argumentaba que la afeización se ve en la gama baja, los autos baratos, y para eso comparaba la baja gama de hace 50 años con la de hoy. Tiene un punto ahí. Había autos de baja gama muy lindos, y los de hoy son bastante aburridos. Pero lo que en realidad sucedió es que el mercado bajó la vara de lo que es un auto barato hoy. Esto significa que la gama de autos más baja de hoy apunta a un mercado más bajo que hace 50 años.
Esto tiene el lado positivo de que un sector de la población, que hace unas décadas no podía acceder ni siquiera al auto más barato, hoy puede hacerlo. Como ejemplo pongo unos números inventados: si en el pasado el auto más barato apuntaba al cuarto decil más pobre de la población, hoy se apunta al tercero. Y esto es buenísimo. Significa que un sector de la población hoy puede acceder a tener un auto, cuando hace unas décadas le era imposible (a ese mismo decil, obviamente era distinta gente).
La consecuencia positiva de este cambio tiene su contracara: hoy hay más autos en la calle que son feos. Si se quiere, de cada 100 autos que hay en la calle, hoy 80 son ‘feos’, mientras que en el pasado solo 50 eran ‘feos. Queda en cada uno si prefiere que la flota de autos sean en su mayoría lindos, pero la consecuencia va a ser que la gente de los deciles más bajos no puedan acceder a ellos.
Ahora, la queja que muchos anti capitalistas pueden hacer es decir que hacer cosas lindas no tiene nada que ver con el precio, que hacer cosas lindas es una cuestión simplemente de voluntad y esfuerzo, y si los autos baratos no son lindos es porque el capitalismo está confabulando contra la gente pobre, los empresarios malos quieren que la gente pobre tenga autos feos para separarlos de los ricos y someterlos a un sistema de humillación y fealdad.
Pero de nuevo, el mercado y el capitalismo vienen a explicar esta falsa teoría. Hacer cosas lindas no es gratis. Toma esfuerzo. Toma trabajo. Toman horas de poner el culo en la silla y pensar y pensar y diseñar y volver a rediseñar. Hacen falta diseñadores, y esos diseñadores cobran sueldos. Y como todo en la vida: lo bueno, cuesta. Si vos querés el auto más lindo, vas a tener que pagarle a los mejores diseñadores. Y los mejores diseñadores cobran los sueldos más altos. Es oferta y demanda. El mejor diseñador tiene mucha gente pidiéndole que le haga lindos diseños, y va a cobrar más caro. El ‘buen diseño’ cuesta plata. Y si te gustan las cosas lindas, más te vale que estés dispuesto a pagarlas.
No es que los empresarios automotrices quieren hacer autos feos porque son malos. Es que los autos baratos son baratos justamente porque se invirtió menos en su diseño (y en materiales constructivos, performance, etc). Y eso está bien. Para la gente que no puede, o no quiere, pagar un auto lindo, el mercado les ofrece una opción barata y con menos diseño. El que lo puede y quiere pagar, se compra un Mercedes. No hay ninguna conspiración. No hay falla de mercado.
Y esto que pasa con los autos, pasa con cualquier otro producto que se nos pueda ocurrir, sea la ropa, los electrodomésticos, los muebles, las casas, hasta el arte. No hay decadencia. Es simplemente que estos productos, que antes eran ‘caros’ o estaban directamente reservados para los ricos, ahora son accesibles para un sector mucho más grande de la población, a medida que se desarrollan métodos de producción más baratos que bajan el costo del producto. Esto va de la mano de la reducción de pobreza: a medida que el capitalismo avanza y saca gente de la pobreza, esta gente empieza a consumir más y más cosas que antes les eran inalcanzables.
Empecé diciendo que si te gustaba la democratización, entonces más te vale que te prepares para la afeización, y lo sostengo. Pero esto no es algo malo, es simplemente gente que está tratando de mejorar sus vidas y demanda productos que les hagan la vida más fácil o les den placer, y que puedan pagarlos. La clave está en ver que esta democratización es hermosa. Aparte, siempre va a haber productos lindos, solamente hay que estar dispuestos a pagarlos por lo que valen.